Naturaleza y modernidad
Puerto Rico cumple un papel fundamental en el Caribe, es la última isla de tamaño considerable antes del extenso brazo de las Antillas que llega hasta Venezuela, fragmentándose en las minúsculas islas de Leeward y Windward.
Unas vacaciones en Puerto Rico son una buena oportunidad para conocer su estatus único de colonia estadounidense, que lo mantiene a un mundo de distancia de las islas vecinas, una distancia que se mide más en dólares que en kilómetros.
Es un lugar que combina la vida isleña con un nivel de infraestructuras difícil de encontrar en esta zona: sus excelentes autopistas permiten a los viajeros desplazarse entre una barrera coralina y un restaurante de cinco estrellas.
La influencia americana es especialmente fuerte en San Juan, donde ni siquiera las murallas de El Morro, que detuvieron a los atacantes europeos durante 500 años, han sido capaces de frenar la influencia de las cadenas americanas de comida rápida y las franquicias. Pero el corazón de la capital sigue siendo típicamente latino, con la vieja San Juan que alberga un tesoro escondido de arquitectura colonial española de colores pastel que se asoma a callejuelas exquisitamente restauradas.
Durante tu crucero por Puerto Rico, incluso en su bulliciosa capital, es difícil encontrar una playa que no tenga personalidad, mientras que la naturaleza es mucho más virgen fuera de las grandes poblaciones, especialmente en la montañosa jungla interior, en las playas semiocultas a lo largo de la costa meridional y en las islas del litoral.