El espíritu del Caribe
Si te gustan las islas del Caribe de estilo inglés, no podés perderte unas vacaciones en Antigua y Barbuda. Desde Saint John, la capital de Antigua, merece la pena acercarse hasta la Runaway Beach, entre el mar y el lago de agua salada, refugio de los grandes pelícanos que pueblan la isla. Poco más al norte se extiende la Bahía de Dickenson Bay, una de las mejor equipadas de Antigua.
Una excursión por el interior es como un viaje en el tiempo, empezando por la aldea de Pares, siguiendo hasta Betty’s Hope, la plantación de caña de azúcar más antigua del país, para luego continuar hasta Long Bay, donde las aguas de la bahía están protegidas por una barrera coralina. En Antigua, el mar excavó en la roca el impresionante Puente del Diablo.
En Barbuda, a unas veinte millas marinas al norte de Antigua, vas a poder admirar la mayor colonia de anidación de aves marinas de la zona, y a su espalda, la larguísima 11 Miles Beach. La antigua historia de las Pequeñas Antillas regala también una visión de las poblaciones precolombinas como los Arawak, los habitantes nativos de estos archipiélagos; algunos ejemplos de manufactura artesanal pueden admirarse en el antiguo Palacio de Justicia de Saint John, mientras que en la Cueva del Indio de Barbuda podemos ver unos petroglifos amerindios.